Coraline se dedicó a pasear y a contemplar unas botas de agua que tenÃan forma de rana, pato y conejito.
Después volvió.
—¿Coraline? Ah, aquà estás. ¿Dónde diablos te habÃas metido?
—Me habÃan secuestrado unos extraterrestres —respondió Coraline—. VenÃan del espacio exterior con pistolas que lanzaban rayos, pero yo los he engañado poniéndome una peluca y hablando con acento extranjero, y he escapado.
— Neil Gaiman
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