Lo que no resulta explicable hoy, en una situación en una inferioridad polÃtica de las mujeres se oculta tras una aparente igualdad legal, es por qué no hay una masa de bio-mujeres que trafican y consumen testosterona para acceder a la posición hegemónica. Quizá, simplemente, las bio-mujeres no quieren el poder, prefieren seguir teniendo excusas para no triunfar, para no ganar dinero, para no tomar decisiones por sà mismas, para no dirigir los paÃses en los que habitan, para no ser las únicas responsables de su placer sexual, de su mediocridad o de su éxito.
— Paul B. Preciado
machismotestosterona