La única certeza, transcurridas más de dos décadas desde los años de facultad, era que aquella amistad habÃa cogido cuerpo año tras año, quizá dÃa tras dÃa, y que, en la vida de esos cinco adultos, representaba ahora un lugar donde encontrar cobijo, una tabla de salvación en momentos de oleaje, un cómodo y protegido lecho donde acurrucarse. Les parecÃa, a cada uno de ellos y también a quienes los contemplaban desde fuera, que podÃa resistirlo todo.