71. Rare Things-- A son-in-law who's praised by his wife's father. Likewise, a wife who's loved by her mother-in-law.

A pair of silver tweezers that can actually pull out hairs properly.

A retainer who doesn't speak ill of his master.

A person who is without a single quirk. Someone who's superior in both appearance and character, and who's remained utterly blameless throughout his long dealings with the world.

You never find an instance of two people living together who continue to be overawed by each other's excellence and always treat each other with scrupulous care and respect, so such a relationship is obviously a great rarity.

Copying out a tale or a volume of poems without smearing any ink on the book you're copying from. If you're copying it from some beautiful bound book, you try to take immense care, but somehow you always manage to get ink on it.

Two women, let alone a man and a woman, who vow themselves to each other forever, and actually manage to remain on good terms to the end.

Sei Shōnagon

Sei Shōnagon

Related Quotes

Cosas detestables

Cuando uno tiene prisa por salir, llega alguien de visita y se queda hablando un largo tiempo. Si es una persona de poca importancia, uno puede deshacerse de ella diciendo que podrán hablar en otra ocasión; pero si se trata de alguien a quien se le debe respeto, la situación se vuelve realmente detestable.

Uno encuentra un pelo sobre el suzuri, o el mismo sumi contiene un grano de piedra que, al frotar, produce un chirrito destemplado.

Un hombre que no se destaca en nada, discute toda clase de temas, riéndose, como si supiera algo de ello.

Envidiar la suerte de los demas y quejarse de la propia, hablar mal de la gente, interesarse por lo superficial, querer saberlo todo y estar resentido y vilipediar a los que no nos han informado de los hechos, o bien, cuando sólo se ha tenido una noticia parcial, hablar de ella con lujo de detalles como si se tratase de algo que conoce desde el principio: todo esto es odioso.

Se está por escuchar alguna noticia interesante cuando un niño empieza a llorar.

Un hombre nos viene a ver en secreto; un perro lo ve y se pone a ladrar: dan ganas de matarlo.

Ya es bastante tontería el invitar a un hombre a pasar la noche, ocultándolo donde no debería estar, y he aquí que ronca.

Uno va a la cama y está a punto de quedar dormido cuando un mosquito anuncia su presencia con voz aguda cerca de nuestra cara; hasta se siente el aire que mueve con sus alas a pesar de su pequeñez, y esto es en extremo odioso.

Estamos en medio de un relato cuando otra persona se inmiscuye, nos interrumpe, y trata de demostrar que es el único ser inteligente de la reunión. Tales personas son odiosas, se trate de niños o mayores.

Un hombre con el que tenemos relaciones amorosas, se pone a alabar a una mujer que conoció en el pasado, y aunque sea una cosa lejana no puede resultar menos horrible. ¡Cuánto más si se trata de alguien a quien él sigue visitando!

No soporto a las personas que salen sin cerrar la puerta tras de sí.
Sei Shōnagon