Le gustaba llevarme a pasear a orillas de lago, donde contemplábamos las olas rompiendo contra las rocas, y decÃa que solo habÃa una metáfora y esta era agua rompiendo contra las rocas… Porque decÃa que tanto el agua tanto las rocas salÃan perdiendo, y cuando me dejó, dijo que ella era el agua, y yo las rocas, y que lo único que Ãbamos a conseguir era chocar uno contra el otro hasta que no quedara nada de ninguno de los dos… Y cuando puntualicé que el agua no sufrÃa el menor efecto negativo por erosionar lentamente las rocas, admitió que era cierto, pero me dejó igualmente.
— John Green
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