—Qué va. —Hablaba en serio. Jess lo supo por su mirada—. Toda esa historia de Jesús es realmente interesante, ¿no te parece?
—¿Qué quieres decir?
—Toda aquella gente que quiso matarle sin que él les hubiera hecho nada.
Vaciló. De verdad que era una historia preciosa: como la de Abraham Lincoln o Sócrates o Aslan.
—No tiene nada de hermosa —interrumpió May Belle—. Da miedo eso de hacer agujeros en las manos de alguien.
—Tienes razón, May Belle. —Jess buscó en las profundidades de su mente—. Dios hizo que Jesús muriera porque nosotros somos unos miserables pecadores.
—¿Crees que eso es verdad?
Se quedó atónito.
—Lo dice la Biblia, Leslie.
Le miró como si estuviera dispuesta a ponerse a discutir con él, pero luego pareció cambiar de opinión.
—Qué locura, ¿verdad? —Leslie sacudió la cabeza—. Tú que tienes que creer en la Biblia, la odias. Y yo, que no tengo que creerla, la encuentro preciosa. —Volvió a sacudir la cabeza—. Es cosa de locos.

Katherine Paterson

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