Ningún escritor se convierte en minoritario autor de culto por sà ​solo. Es el lector, que creyendo haber descubierto algo que los demás no merecen, lo resguarda del eco con celoso silencioso. Y allÃ, en el anonimato, lo endiosa, lo alaba, se vanagloria de su hallazgo... -sintiéndose a la vez señor y siervo- y lo ama hasta asesinarlo de hambre.
— Rafael Lechowski