AsÃ, la suerte de la mujer y la del socialismo están Ãntimamente ligadas, como se ve también
en la vasta obra consagrada por Bebel a la mujer. «La mujer y el proletario -dice- son
dos oprimidos.» Será el mismo desarrollo de la economÃa a partir de la revolución provocada
por el maquinismo el que libere a ambos. El problema de la mujer se reduce al de su
capacidad de trabajo. Poderosa en los tiempos en que las técnicas estaban adaptadas a sus
posibilidades, destronada cuando se mostró incapaz de explotarlas, la mujer encuentra de
nuevo en el mundo moderno su igualdad con el hombre. Son las resistencias del viejo
paternalismo capitalista las que impiden en la mayorÃa de los paÃses que esa igualdad se
cumpla concretamente: se cumplirá el dÃa en que esas resistencias sean destruidas. Ya se ha
cumplido en la URSS, afirma la propaganda soviética. Y cuando la sociedad socialista sea una
realidad en el mundo entero, ya no habrá hombres y mujeres, sino solamente trabajadores
iguales entre sÃ.
— Simone de Beauvoir
feminismomujersocialismo