Seguramente, esas dos amigas no volverÃan a verse en meses, quizás pasarÃa un año, tal vez más. Pero [...] eran de esas mujeres afortunadas a quienes la vida les habÃa regalado un tesoro. Una amistad sólida. Una amistad para toda la vida, de la que presumirÃan hasta bien viejitas.
— Cristina Campos
amistad