Caminaron por el bosque hablando y bromeando en voz alta unos veinte minutos, hasta que al salir por el otro lado se hallaron a la sombra de un estadio colosal. Aunque Harry sólo podía ver una parte de los inmensos muros dorados que rodeaban el campo de juego, calculaba que dentro podrían haber cabido, sin apretujones, diez catedrales. —Hay asientos para cien mil personas —explicó el señor Weasley, observando la expresión de sobrecogimiento de Harry—.

J.K. Rowling

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