(...) Y la alegrÃa lo llenó de la cabeza a los pies, alegrÃa de vivir y alegrÃa de ser él mismo. Porque ahora sabÃa otra vez quién era y de dónde era. HabÃa nacido de nuevo. Y lo mejor era que querÃa ser precisamente quien era. Si hubiera tenido que elegir una posibilidad entre todas, no hubiera elegido ninguna otra. Porque ahora sabÃa: en el mundo hay miles y miles de formas de alegrÃa, pero en el fondo todas son una sola: la alegrÃa de poder amar. Eran aspectos de una misma cosa.