-A pesar de nuestros pobres esfuerzos, el limbo debe estar lleno de chinos, ¿no cree usted?
-Ya, ¡ya!
-Y los pequeñines, mujer, los que no saben andar, que estarán siempre parados como gusanines en el mismo sitio?
-Verdaderamente.
-Muchas gracias tenemos que dar a Dios por haber nacido españolas. Si hubiéramos nacido en China, a lo mejor nuestros hijos se iban al limbo sin remisión. ¡Tener hijos para eso! ¡Con lo que una sufre para tenerlos y con la guerra que dan de chicos! ¡Pobres hijas, qué ajenas están del peligro que corrieron! Menos mal que nacieron en España, ¡pero mire usted si llegan a nacer en China!